2021 – Mockups of monuments for the construction of a better world – Luis Hernández Mellizo – MMMOCA – Washington, Estados Unidos

Junio 2021

Washington, DC. Estados Unidos.

Miniature Mobile Museum of Contemporary Art

Artista: Luis Hernández Mellizo

https://www.mmmoca.com/general-5

“Mockups of monuments for the construction of a better world”, is an exhibition especially designed for the Miniature Mobile Museum of Contemporary Art by artist Luis Hernández Mellizo, curated by me, Adriana Rios Monsalve, and thanks to the invitation of George Mason University and particularly to Edgar Endress dean of the MFA Program.

Luis Hernández Mellizo is a Colombian artist who lives and works between Buenos Aires, Argentina, Asunción, Paraguay and Bogotá, Colombia

His artistic production uses elements of daily life, combining them with political, social and territorial issues.

He refers to himself as a Painter, even though his body of work includes all kinds of art media (sculpture, installation, video, etc), because it is what is most related to the trade of being an artist.

Luis defines Painter as

“a hardworking person who uses and organizes shapes and colors on a surface. He or she is a worker who sells his/her time in the form of commissioned work, for example, someone who paints cars or houses. Another type of worker, but emancipated, is the one who paints his or her interests and develops a research based visual thinking, an activity that in some sort of social agreement is given the name of Art”

For this project the artist takes elements of a worldwide discussion on monuments that portray people who under a current perspective are understood as enslavers or murderers, in contrast to what before could be understood as adventurous people in search of lands and treasures for their kingdom.

He also contrasts the understanding of a monument in terms of “High Art” based on the common use of materials such as Marble and Bronze and the use of daily life tools such as hammers used in construction, a must-have household item and a basic tool for artists in general.

The Miniature Mobile Museum of Contemporary Art presents itself as a possibility within the artist’s interests, because it allows him to reveal the contradictions between scale, discourses and the understanding of public spaces. The three sculptures shown here are at the same time a mockup of a monument that will never be built, while using real size tools that give them the quality of a collectable object.

Shining a light on public monuments shows that there is more than either taking them down by force or keeping monuments with the meaning and implications of the time they were commissioned and located around the colonial world.

Instead, it places a possibility of resignification through art, and implicitly invites museums and art and history institutions to take an active role in providing tools for people to understand such monuments in their proper historical context.

It is imperative to bring new information to the table for new generations to create a better world for themselves and for older generations to forgive but not to forget.

When we started working on this exhibition in late 2020 we couldn’t foresee the social uprising that was about to happen in Colombia, a country that built an inclusive constitution in 1991 but that even now finds it hard to apply.

At Covid 19 times it is a greater challenge for all countries to maintain the democratic promise of social justice, wellbeing and cultural rights, while decisions are made in autocratic manners in order to contain the spread of the virus.

The MMMoCA arises as a possibility to bring art to people in public spaces while institutions figure out a way to deliver what they promised in the light of present times.

ARM

“Maquetas de monumentos para la construcción de un mundo mejor” es una exposición especialmente diseñada para el Museo Móvil Miniatura de Arte Contemporáneo por el artista Luis Hernández Mellizo, curada por mi Adriana Rios Monsalve y gracias a la invitación de la Universidad George Mason y particularmente a Edgar Endress decano del programa de Maestría en Bellas Artes.

Luis Hernández Mellizo es un artista colombiano que vive y trabaja entre Buenos Aires, Argentina; Asunción, Paraguay y Bogotá, Colombia.

Su producción artística hace uso de elementos de la vida cotidiana y los combina con problemas políticos, sociales y territoriales.

Se refiere a sí mismo como un pintor, aunque su trabajo incluye todo tipo de medios artísticos (esculturas, instalación, video, etc.) porque es lo que usualmente se relaciona con el oficio de ser un artista.

Luis define “Un pintor es fundamentalmente una persona trabajadora que usa y organiza formas y colores sobre una superficie. Es un obrero que vende su tiempo en forma de trabajo a comisión, por ejemplo, quien pinta autos o casas. Otro tipo de obrero, pero emancipado, es quien pinta sus intereses y desarrolla investigativamente el pensamiento visual, actividad que en un convenio social se adjetiva como arte.”

Para este proyecto el artista toma elementos de una discusión global sobre monumentos que representan personas que, bajo la perspectiva actual, son entendidos como esclavizadores o asesinos, en contraste con lo que antes pudo haber sido entendido como aventureros en busca de tierras y tesoros para su reino.

También contrasta el entendimiento de un monumento en términos de las “bellas artes” basándose en el uso de materiales como mármol y bronce con el uso de herramientas cotidianas tales como martillos, que se usan en construcción, son un artículo imprescindible para los hogares y son herramienta básica para los artistas en general.

El Museo Móvil Miniatura de Arte Contemporáneo se presenta como una posibilidad dentro de los intereses del artista, porque le permite revelar las contradicciones entre escala, discurso y el entendimiento de los espacios públicos. Las tres esculturas que se muestran aquí son maquetas de monumentos que nunca se construirán, mientras que al mismo tiempo al usar herramientas de tamaño real les da la cualidad de objeto coleccionable.

Al llamar la atención sobre los monumentos públicos se muestra que hay opciones más allá de solo tumbarlos a la fuerza o conservarlos con el significado e implicaciones del tiempo en el que fueron hechos y localizados en el mundo colonial.

En cambio así propone la posibilidad de resignificación a través del arte, e implícitamente invita a museos e instituciones de historia y arte a tomar un rol activo proveyendo herramientas a las personas para entender estos monumentos en su adecuado contexto histórico.

Es imperativo aportar nueva información para que las nuevas generaciones construyan un mundo mejor para sí mismas y para que las generaciones más viejas perdonen sin olvidar.

Cuando empezamos a trabajar en esta exhibición en el 2020 no podíamos prever el estallido social que sucedería en Colombia en 2021, un país que construyó una constitución incluyente en 1991 pero que aún ahora le cuesta aplicar.

En tiempos de COVID-19 es un desafío más grande para todos los países mantener la promesa democrática de justicia social, bienestar y derechos culturales mientras que se toman decisiones de manera autocrática en pro de contener la propagación del virus.

El MMMoCA surge como una posibilidad para traer el arte a las personas en espacios públicos mientras las instituciones descubren cómo cumplir con lo que prometieron de una manera acorde con los tiempos presentes.

ARM

Maquetas de monumentos para la construcción de un mundo mejor

A los monumentos se les puede interpretar como una manera de compasión a nuestra descendencia, fueron emplazados con la idea de que fueran permanentes en el espacio público y con algún propósito de memoria y alivio social, por virtudes, errores y duelos. Las resignificaciones, intervenciones “amables” artísticas o vandálicas espontaneas obedecen a cambios en los paradigmas de los estados que decidieron quienes, qué y donde emplazarlos. Antes los estados no laicos, patriarcales y con un concepto de Historia lineal y exclusiva, ahora las sociedades las que revalúan los motivos de esos monumentos dejándolos intactos, corrigiéndolos, desplazándolos o derrocándolos para destruirlos siendo un nuevo intento compasivo para las sociedades actuales y generaciones venideras; este cambio de parámetros se hace una experiencia imperativa de cambio social porque pretenden una reivindicación del pasado, apaciguar el padecimiento actual y como una semilla a futuro.

Un gran ejemplo es el de la comunidad Misak de Guaviare, Colombia, que en astuto acto de resiliencia publicó en junio de 2020 el juicio legal realizado a Sebastián de Belalcazar  su colonizador hace 485 años. Con argumentos y pruebas se condenó a reescribir la Historia a ser definido como genocida. Del morro del Tulcán territorio sagrado de la comunidad fue derribada una estatua por vías de hecho en septiembre, tres meses después. Estos hechos coincidieron cronológicamente a los ocurridos en EEUU por la muerte de George Floyd a manos de la policía que derivó en el movimiento activista internacional Black Lives Matter en cuyas protestas extendidas a varios países fueron derribados monumentos de colonizadores y/o esclavistas porque sus emplazamientos fueron intentos de “lavar” sus imágenes y la Historia, siendo un rescate de valores y de Derechos Humanos. El acto de derribar monumentos contrasta con su emplazamiento pues derribarlo se hace por causa y a favor del pueblo oprimido, pobre y esclavizado, se reconfigura la idea de que quien evoca el monumento fue un suprahumano, casi un santo cuando realmente fue un tirano.

Las obras de infraestructura civil, incluyendo la construcción y emplazamiento de monumentos y esculturas, en los países del tercer mundo (a veces llamados en vía de desarrollo) casi siempre se quedan en renders y maquetas; parece una manera efectiva de vender la idea convenciendo a políticos y ciudadanos para luego dilatar fechas, cambiar planos y materiales, subir costos y pedir refinanciaciones para ,en una cadena burocrática y de corrupción, robarse los recursos públicos y entregar una obra mediocre de corta vida útil o simplemente nunca hacerla. Las  piezas que propongo titular Maquetas de monumentos para la construcción de un mundo mejor entonces son visualizadas y proyectadas como esa primera instancia del monumento: una maqueta linda y bien hecha, del sueño, del ideal de lo que debería ser, por tanto, la decisión de dejarla así mismo, como un proyecto utópico de escultura publica nunca realizado que antes de relatar el heroísmo individual de algún sujeto recurre a la herramienta manual como elemento simbólico de potencialidad en el trabajo, trabajo que puede hacer “todo mundo”. La herramienta como un ‘modo de vida’, una herramienta que puede construir o destruir, como la misma compasión humana.

LHM

Noviembre-Diciembre 2020

Nota: El alcalde de Popayán en un ejemplo de omisión no fue capaz de negociar el retiro o traslado de la escultura conmemorativa del colonizador, por ejemplo al patio de un museo para su resignificación y una inversión en el sitio arqueológico, trabajo nunca adelantado, hasta que la comunidad tomando vías de hecho la derribó. Días después la Ministra de Cultura juntandose ideológicamente con el alcalde anunció el re- emplazamiento continuando así la triste tradición de hacerse del lado del victimizador antes que del pueblo originario víctima.